En última instancia, los padres son los responsables de la disciplina de sus alumnos que viajan en los autobuses escolares. A los alumnos que no cumplan con las normas de los autobuses escolares se les puede negar el privilegio de viajar en ellos. Cuando esto sucede, la asistencia a la escuela sigue siendo obligatoria y los padres deben hacer otros arreglos para que sus hijos puedan llegar a la escuela. Las infracciones a las normas de los autobuses también pueden dar lugar a la suspensión de la escuela y/o a la recomendación de expulsión de la escuela.